Recuerdo un día de domingo al comienzo de la tarde, tumbado en una hamaca, bajo el sol, al aire libre, sintiendo crecer el sopor después de una copiosa comida. Todavía no hacía frío pero el sol era ya agradable y voluntariamente se buscaba. Fumaba un cigarrillo —yo entonces fumaba alegremente—. Sobre mí el cielo, muy azul, por el que pasaban nubes globulosas, grandes, muy blancas, como seres etéreos libres que caminaban lentas por el espacio.
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TIEMPO DE SUEÑOS
En medio de tanta muerte, escondido entre las estrechas paredes de mi casa, la vida me ha dado más de mes y medio para dedicarlo, entre otras cosas, a la reflexión. Confieso que soy más monje que soldado y dentro de esta desgracia que el azar nos ha regalado, he aplicado un sentido positivo
EL CAFE PUSHKIN DE MOSCU
En el centro de Moscú, en la plaza de Pushkin, se alza la estatua erigida a uno de los poetas más admirado y queridos por los rusos.
Alexander Pushkin descendía de un esclavo
Crónica desde Irán (IV):Shiraz, la ciudad de los poetas.
Shiraz está en el suroeste de Irán, cerca del Golfo Pérsico y al lado de Persépolis. Es una plácida ciudad de 1,5 millones de habitantes, rodeada de terreno desértico, de montañas terrosas, peladas. Cruzando el río Roknabad hacia el norte, cerca
CONMIGO MISMO
Me atrapa hoy la noche en un insomnio leve y dulce, simplemente una ausencia de necesidad de caer en el pozo negro del sueño envuelto en la mullida red de telarañas de seda, en busca de la entrada a ese mundo onírico inquietante, cruel a veces, desconcertante siempre. Sigue leyendo
OTOÑO
Hace unos días viajaba de Zurich a San Petersburgo. Hacía poco que había salido el sol y el avión cruzaba los Alpes. Desde mi ventanilla contemplaba un panorama fantástico. La luz de un sol recién nacido iluminaba las montañas
CANCION DE OTOÑO
Tiene el otoño en Zaragoza una crueldad de madrastra de mal genio. Un contraste de calles repletas de hojas muertas, de vegetales vencidos por las tardes breves y el frío, de árboles amarillentos
VIAJE A LA HABANA (I)
Hace un calor de mil demonios. Desde el Castillo del Morro contemplo en la otra orilla toda la extensión de La Habana intentando atrapar esa sublime mezcla de sensaciones que me provoca estar aquí. A mi espalda miles de personas resisten disciplinadas el sol inclemente, en decenas de filas ordenadas, para entrar en los pabellones de la Feria del Libro. La indisoluble unión de Cuba y la cultura. Sigue leyendo