Paso la transición entre un año y otro a orillas del mar. Por esta desgracia de la alteración climática los días son soleados, cálidos, sin viento, con cielo y mar intensamente azules. Algo de culpabilidad, aunque sea infinitesimal, tendré (pienso); pero, por otra parte, no soy una fábrica con chimeneas arrojando un vómito tóxico, ni genero más dióxido de carbono que el que escupe mi automóvil en su poco uso; mi intestino, más corto que el de una vaca aunque más largo que el de un conejo, funciona como el de la mayoría de los seres humanos; reciclo lo que puedo, soy consciente de lo que debo consumir; en definitiva, creo que tengo un comportamiento razonable en mi existencia planetaria. Hago un paréntesis en la autocrítica porque es Navidad y tengo un espíritu compasivo en el que intento cobijarme.
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SONATA DE OTOÑO
Recuerdo un día de domingo al comienzo de la tarde, tumbado en una hamaca, bajo el sol, al aire libre, sintiendo crecer el sopor después de una copiosa comida. Todavía no hacía frío pero el sol era ya agradable y voluntariamente se buscaba. Fumaba un cigarrillo —yo entonces fumaba alegremente—. Sobre mí el cielo, muy azul, por el que pasaban nubes globulosas, grandes, muy blancas, como seres etéreos libres que caminaban lentas por el espacio.
Sigue leyendoTIEMPO DE SUEÑOS
En medio de tanta muerte, escondido entre las estrechas paredes de mi casa, la vida me ha dado más de mes y medio para dedicarlo, entre otras cosas, a la reflexión. Confieso que soy más monje que soldado y dentro de esta desgracia que el azar nos ha regalado, he aplicado un sentido positivo
EL DIARIO DE MAQROLL: ABRAZAR A UN ÁRBOL
A Mamen
Por motivos que no importan ni aquí vienen al caso dejé de ir a una casa en un bello pueblo pirenáico. No era mía pero allí pasé muchos años.
Tenía un pequeño jardín, un espacio verde que yo cuidaba con dedicación y placer, en el que habían plantado cinco árboles: dos tuyas doradas, dos olmos y un gran abeto.
Durante todo ese tiempo en el que mi vida Sigue leyendo
UNA CITA EN FEZ
VLADIMIRO: Mañana nos ahorcaremos (Pausa) A no ser que venga Godot.
ESTRAGON: ¿Y si viene?
VLADIMIRO: Estaremos salvados.
ESPERANDO A GODOT
SAMUEL BECKETT
I
Está lloviendo. A través de los sucios cristales de la ventana veo caer una lluvia fina. Se respira humedad, en el techo hay dos pequeñas goteras y las gotas al caer golpean de vez en cuando, con un ritmo desacompasado, la olla y el cubo de plástico que he puesto en el suelo para recoger el agua. Por la calle
EL DIARIO DE MAQROLL: POR LOS CAMINOS DEL NORTE (V)
Pregunto al dueño de la casa rural en la que nos alojamos por dónde llego a San Andrés de Teixido y me señala una pequeña carretera.
— Tire p’ allá, hasta aquellas casas…
— ¿Y después?