En el centro de Moscú, en la plaza de Pushkin, se alza la estatua erigida a uno de los poetas más admirado y queridos por los rusos.
Alexander Pushkin descendía de un esclavo

ESTATUA DE ALEXANDER PUSHKIN. MOSCU
etíope del zar Pedro el Grande. Nació en Moscú en el año 1799. Después de una vida turbulenta, llena de todos los ingredientes esenciales en las biografías de los poetas románticos, acabó casándose con una bellísima mujer, Natalia Goncharova. Ambos eran frecuentemente invitados en los bailes de la corte en los que Natalia desataba pasiones. Una carta tóxica, en la que se le informaba de los amoríos de su mujer con un oficial de la corte del zar, Georges d’Anthes, acabó en un duelo en el que Pushkin fue mortalmente herido y falleció en San Petersburgo dos días después. Era el año de 1837.

NATALIA GONCHAROVA
Al lado de esta estatua, desde la Tverskaya ulitsa se encuentra el Boulevar Tverskoy. En el número 26A está el café Pushkin, un lugar que por su aspecto parece corresponder al siglo XVIII pero que se inauguró en 4 de junio de 1999. El que lo diseñó supo darle este aspecto decadente y bellísimo.
Al atravesar la puerta se accede a un interior de luz suave y cálida, distribuido en múltiples rincones, en parte con amplios ventanales hacia el boulevard.
Todo está recubierto de madera oscura con superficies en las que refleja la luz amarillenta de una iluminación intimista.
Voces y ruidos leves, amortiguados. Entre las mesas, casi sin mostrar su presencia, se mueven camareros amables, elegantemente uniformados con chalecos y grandes delantales que parecen llegados de aquél siglo XIX en el que vivió Pushkin, que sirven al cliente con maneras muy protocolarias.

INTERIOR DEL CAFE PUSHKIN
Un lugar para dejar que transite el tiempo con la conversación de una compañía especial, leyendo un libro, un periódico, o simplemente contemplando la vida de Moscú que discurre al otro lado de la ventana.
Este café no existía cuando el cantante Gilbert Becaud visitó Moscú; él lo creó en su imaginación para tomar un chocolate con su guía Nathalie para la que compuso una canción. El café que Becaud diseñó para su encuentro con Nathalie tuvo, necesariamente, que ser tal y como es ahora.
…Elle parlait en frases sobres
De la révolution d’octobre
Je pensais déjà
Q’apres le tombeau de Lénine
On irait au café Pouchkine
Boire un chocolat
La place rouge était vide
J’ai pris son bras, elle a souri
Il y avait des cheveux blonds, mon guide
Nathalie, Nathalie…
Sentado allí, tomando un café, dejo que me atrape la paz y la belleza de este lugar tan lejano de mi casa y divago sobre la historia de esta ciudad, la vertiginosa vida del poeta, especulo sobre quiénes son las escasas personas que hay en el local, qué hablan, qué piensan, de dónde vienen…y me propongo que si alguna mujer rubia y bella abre la puerta de entrada le preguntaré si es Nathalie.
© (Texto y fotos) CHUAN ORUS 20