Recorriendo ese maravilloso, colorido, exótico, polimorfo, contradictorio y extenso continente que es la India es posible encontrarse por algún camino, por alguna carretera, a personas
desnudas, en ocasiones únicamente cubiertas con una pequeña pieza de tela que tapa boca y nariz.
Son monjes jainistas, una de las manifestaciones peculiares de la espiritualidad de este continente.
El budismo y el jainismo aparecieron en la India como religiones heterodoxas frente a la autoridad de los Vedas, los antiguos libros sagrados hindúes, por lo que fueron consideradas por los sacerdotes hindúes como herejías.
Al igual que el budismo la doctrina jainista busca la liberación del deseo, del sufrimiento y de la muerte. Sin embargo a diferencia de aquél, que busca un punto medio equilibrado entre el deseo y el ascetismo, éste lo hace mediante un ascetismo severo y una negación total de la materia, es la doctrina más rigurosa de la India.
Las deidades jainistas, los tirthankaras, son 24. Al margen de la leyenda hay datos históricos del profeta 23, Parshavanath y del 24 Mahavir. Parshavanath parece ser que fue el auténtico sistematizador de esta religión y Mahavira el predicador, el que ajustó la religión jaimista a su momento histórico, que la extendió, pero que tuvo escasa contribución a la doctrina. Sin embargo en muchos ámbitos se dice que fue Majavir quien fundó esta religión en el siglo VI aC.
Es una doctrina peculiar en la que no existe un dios, no es una religión teísta, pero sus criterios se acercan al panteísmo: creen en la existencia del alma, todos los componentes del universo tienen la suya y por lo tanto todo merece respeto; causar daño a un ser vivo es el mayor de los pecados.
El mundo es eterno, no tiene principio; no existe un dios creador, es el resultado de la propia imposición de la naturaleza.
Las almas son intrínsecamente puras, pero en el transcurso de la existencia se contaminan con impurezas, con un sustrato físico, una materia subatómica producida en las malas acciones, el karma, que dificulta la expresión de las cualidades anímicas; el karma contamina y envenena dificultando la visión de las facultades y produciendo deseos.
El objetivo de la existencia es llegar a la sabiduría total, hacia un estado divino, a la liberación del alma (moksa) por medio de la renuncia a los deseos, a las posesiones materiales. La máxima pureza se alcanza después de una serie de ciclos de nacimientos y muertes.
La conducta de los seguidores de esta doctrina es eminentemente ascética: practican el autocontrol, la austeridad y la renuncia.
La comunidad jainista distingue entre monjes y seglares. Los monjes viven en monasterios y profesan cuatro votos:
La no violencia (ajimsá), la veracidad (satiá), el no robar (asteia), la castidad (brahmacharia) y la renuncia a las cosas y a las personas (aparigraja).
Las deidades jainistas, los tirthankaras, corresponden a los 24 “victoriosos”, “hombres perfectos” o “conquistadores”, que llegaron a la omnisciencia y tras su muerte no necesitaron reencarnarse. El último, el 24, fue Mahavir.
Los hombres buenos serán aquellos que hayan logrado eliminar el karma por medio de las 3 joyas del jainismo: El conocimiento, la conciencia exacta de la relación entre el espíritu y el no espíritu que componen la persona; la fe, la creencia absoluta en las palabras del maestro, del gurú, y de los textos sagrados; y la virtud, el cumplir los 5 votos.
Existen dos corrientes principales dentro del Jainismo
Digambaras: viven desnudos, únicamente pueden llevar una pequeña tela que les cubre boca y nariz para evitar el aspirar algún insecto involuntariamente. Los monjes de esta tendencia pueden añadir a su comportamiento extremo un plumero en la mano con el que van barriendo el suelo que se va a recorrer para apartar a cualquier ser vivo, evitando así pisarlo, y para limpiar con el mismo objetivo el lugar donde van a sentarse.
Svetambaras: visten ropas blancas, amplias, siempre con la condición de no desarrollar apego a las mismas.
Todos los monjes van descalzos y siempre viajan a pie, no utilizan ningún medio mecánico para desplazarse.
Se estima que esta religión es seguida por unos 4 millones de personas en India, entre 6 y 10 millones en todo el mundo, en donde han tenido una importante influencia en las corrientes éticas, económicas y políticas del país.

ESTATUA DE BAHUBALI
LA ESTATUA DE BAHUBALI
En el estado de Karnataka, en el sur de la India, al norte de Mysore y al oeste de Bangalore, se encuentra la pequeña ciudad de Shravanbelagola. Allí, sobre la colina Indragiri, existe un templo jainista en el que se alza la imponente estatua de Gommateshwara, el hijo del primer thirthankara Vrishabhadeva.

ESCALERAS DE ASCENSO AL TEMPLO DE BAHUBALI
Gommateshwara, llamado también Bahubali que significa “el de los brazos fuertes”, a la muerte de su padre luchó contra su hermano Baratha para tomar el poder. Una vez que lo consiguió, entristecido por la violencia, abandonó sus posesiones y se retiró al bosque donde permaneció de pie, meditando, hasta que llegó a la iluminación. Las ramas de los arbustos crecieron y treparon por sus piernas y las hormigas corrían por sus pies.

BAHUBALI. DETALLE.
Bahubali es una imagen colosal de un solo bloque de granito de 17 metros de altura, tallada en el s. X. Por sus brazos, piernas y pies están esculpidas ramas, hojas y hormigas. Para llegar allí hay que ascender 614 escalones tallados en la roca de la colina con los pies descalzos, es territorio sagrado.

MONJES SVETAMBARAS REALIZANDO OFRENDAS A BAHUBALI
Los peregrinos oran ante la estatua de Bahubali, le ofrecen cocos, plátanos, arroz, leche y otras ofrendas y se acercan a los monjes que cuidan del templo para que les marquen la frente con un bindi y les purifiquen con sus rituales.

DEVOTOS JAINISTAS

UN MONJE COLOCA UN BINDI A UN PEREGRINO

FIELES JAINISTAS
Cada 12 años se celebra el festival Mahamastakabhisheka en el que se riega la estatua con leche, cuajada, ghi, azafrán y monedas. Este ritual se denomina mahotsava (gran unción). El último fue en 2018 y el siguiente corresponde a 2030.

A LOS PIES DE BAHUBALI
© (Texto y Fotos) CHUAN ORUS 2020