A los borricos, los simpáticos y sufridos asnos, la humanidad les debe mucho. Austeros, fuertes, pacíficos y escasamente exigentes, han contribuido con su esfuerzo a mejorar la vida de las personas, fundamentalmente en el campo en funciones de trasporte y carga, pero también de disfrute.
En la tradición católica la huida de Egipto de la Sagrada Familia se realiza a lomos de un borrico; un asno inspira una obra de bellísimo lirismo a Juan Ramón Jiménez; incluso el borrico reúne en la actualidad a personas que defienden su conservación y protección.
Repaso mi vida y veo que también han aparecido por ella los asnos.
Mi abuelo Paco era pastor y yo, muy niño, pasaba mis vacaciones en el pueblo; esperaba en la calle todos los días su llegada, me subía a su burro y así montado me llevaba hasta la cuadra. Casi ciego y anciano seguía yendo al monte con sus ovejas. Un día de espesa niebla cayó del asno, no se podía mover; su perro fue corriendo al pueblo alertando con sus ladridos a los familiares y el burro no se meneó de su lado hasta que recibieron auxilio. Hay animales mejores que muchas personas.
En mi muy lejano servicio militar conviví con un oficial médico del desaparecido Hospital Miliar de Oviedo, una divertida y excelente persona, que en el cumpleaños de una de sus hijas le regaló una burrita preciosa llamada Violeta. Vivían dentro del recinto del hospital y Violeta trotaba feliz y jugaba con los niños por aquél extenso espacio ajardinado.
Revivo estas historias mientras tomo un té con menta en la medina de Fez y veo reatas de borriquillos, enormemente cargados con pieles, que deambulan por las estrechas callejas.

MEDINA DE FEZ. ASNO CARGADO DE PIELES.
Fez es la más antigua de las ciudades imperiales marroquíes y centro espiritual del reino. Fue declarada en 1980 Patrimonio de la Humanidad. Su estructura corresponde a la unión de tres ciudades, dos antiguas, Fes el Bali y Fes el Yedid, y la moderna, Ville Nouvelle, construida por los franceses.
La vieja y bella medina, donde me encuentro, es Fes el Bali, un auténtico laberinto de estrechas calles llenas de colorido y de un incesante trasiego de personas y animales.
El escaso tamaño de las calles hace que el trasporte de mercancías se haga a lomos de pequeños borricos, muchas veces sobrecargados con todo tipo de materiales.
Los asnos van y vienen de las curtidurías hasta las colinas cercanas a la ciudad. Allí, junto a la necrópolis de los Mariníes, extendidas por el suelo, se van secando al aire las pieles curtidas y teñidas. Una vez secas harán el viaje de vuelta hasta los talleres de los artesanos.

PIELES SECANDO AL SOL. NECROPOLIS DE LOS MARINÍES. FEZ
En el fondo de la medina, junto al río Fez, se encuentra el barrio Chuara, el de los curtidores, en donde, si se aguanta el fuerte olor que impregna el aire, es posible ver el proceso de tratamiento y curtido de pieles totalmente artesanal. Un duro trabajo manual cada vez más en desuso, que utiliza sustancias naturales en un largo proceso que va desde la limpieza de las pieles, su tratado en pequeños depósitos con tintes naturales y secado al aire.
Visitar el barrio de los curtidores requiere que alguien te guíe: lo intricado de la geografía de la medina hace muy difícil el llegar por medios propios. Una vez allí hay que soportar el fuerte olor; suele haber personas, generalmente trabajadores de las tiendas, que facilitan ramilletes de menta para mitigarlo. La tercera cuestión es soportar el acoso de los vendedores, con ese empeño magrebí que va desde lo simpático a lo inaguantable.
El río Fez canalizado en esta parte pasa adyacente a la zona de curtido. Junto a él descargan pieles que hace poco han sido extraídas de los animales, con todo su pelo, toda su grasa, olor y moscas. Dentro del río, con las piernas sumergidas en la corriente, una persona hace un primer lavado de los pellejos.

PIELES PARA CURTIR. FEZ.

LAVADO DE PIELES EN EL RIO FEZ.
Vendrá después la labor de quitar el pelo y limpiar todos las materias sobrantes dejando sólo el cuero a curtir; los mojan en tinas con excrementos de paloma, luego en disoluciones con cal y los someten a un lavado. Posteriormente los tiñen con sustancias naturales y se finaliza el proceso con el secado.

TINAS DE CURTIDO Y TINTE. ZOCO DE LOS CURTIDORES. FEZ
A través de las tiendas que venden los productos de cuero se accede con toda libertad a los balcones desde los que pueden contemplarse los pozos en los que se tiñen las pieles en un proceso tan pintoresco como colorido. Desde la altura, la zona de trabajo parece una gigantesca caja de acuarelas entre las que deambulan los trabajadores como hormigas laboriosas, muchos de ellos metidos en el líquido con o sin protección alguna.

TINAS PARA TEÑIR LAS PIELES. ZOCO DE CURTIDORES. FEZ
Salir de los balcones supone la última dificultad: atravesar el extenso camino de las tiendas de productos de cuero y soportar deportivamente la presión de los vendedores.

ZOCO DE LOS CURTIDORES. FEZ
Con o sin compra, la visita merece la pena.
© (texto y foto) CHUAN ORUS 2020
Probando enlace de comentario.
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Que buenos recuerdos y que preciosas fotos. APETECE REPETIR. De hecho, tal día como hoy, debería estar atravesando el oasis sagrado en dirección a Foum y dormir en Agdz. Al menos esto es lo que señala mi calendario.. Un abrazo
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