A Nacho, con toda mi cercanía en su dolor.
“…La mamma morta m’hanno
alla porta della stanza mia;
moriva e mi salvava!…”
Hace ya años de esto pero lo recuerdo con nitidez. Tumbado en la cubierta de un pequeño velero, muy cerca de la costa, en un día denso de presión muy baja, con una bruma pegajosa