“La mejor venganza es no ser como tu enemigo”
Marco Aurelio
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La primera bofetada que me diste me dejó totalmente aturdida. No comprendía lo que acababa de pasar, sólo escuchaba un zumbido muy fuerte en el oído, como si se hubiera alojado allí un enjambre de abejas rabiosas, y un escozor caliente en la cara, una quemazón muy fuerte en la mejilla. Después, poco a poco, dolor, mucho dolor, cada vez más dolor. En la cara, en la cabeza. Sentí algo líquido que resbalaba por la mejilla, lo toqué con los dedos: era sangre, salía del oído. Sigue leyendo